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-ignorancia. ¿Por qué no dedicas parte de tu tiempo a enseñar al que no sabe, a formar la conciencia cristiana de tus semejantes? -tristeza. ¿Te has preocupado alguna vez de con– solar al triste? -equivocados. ¿Sabes que un consejo a tiempo podría traerlos al buen camino? -alejados de Dios. ¿Has pedido por ellos? ¿Has llorado y gritado que el Amor no es amado? La vida es breve y la tarea larga. Por eso es tan impaciente el amor. 11. TODO HERMANO ES JESUS En una consideración puramente humana, el hom– bre sale mal parado ya que limita siempre con la tie– rra, es decir, con lo defectuoso, con lo frágil, con lo inconsistente. El hombre que quiera ser simplemente hombre -en esta consideración a ras de tierra- no podrá ni ser hombre con decencia. Sólo a la luz de Dios adquiere su verdadera grandeza. Y a esa luz hay que descubrirlo para que nos inspire amor. La ascé– tica del perdón y la filosofía y literatura de la culpabi– dad y de la náusea parten -y la coincidencia es cu– riosa- de que el hombre es inaguantable. Y no hacía falta aducir tan interesantes testimonios: se puede comprobar experimentalmente que la convivencia exi– ge dotes fabulosas de aguante. Por ello -para aguantar al hombre- hay que re– currir a motivaciones sobrenaturales. Y para amarlo, con mucha más razón. Sin Dios el amor se queda en 58
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