BCCCAP00000000000000000000739
impone la ley de la fuerza bruta es donde ha tenido su caldo de cultivo la violencia, gestada en el odio y en– gendrada en la lucha. El odio hace de centinela y es– pía para controlar los movimientos de los demás. Es una ley que se repite con absurda periodicidad en la historia: los pueblos poderosos pisotean a los débiles. Y cuando un pueblo se hace poderoso, suscita ense– guida el temor de los fuertes que se alían contra el po– sible rival común para cortar su paso a la prosperidad. Esta experiencia histórica ha llegado a políticos, sociólogos y gobernantes a una teoría monstruosa lla– mada de los "ciclos bélicos". Estos teóricos han que– rido probar la necesidad de la guerra partiendo de la historia: cada determinado tiempo ha habido guerras en la humanidad. La conclusión se impone: luego es una necesidad y hay que partir del hecho de que lo se– guirá siendo. Como se suceden las estaciones del año en un ciclo de invierno, primavera, verano y otoño así se suceden las guerras entre los pueblos en un ciclo casi fijo y desde luego necesario. Pablo VI afirma en su discurso del "Día de la Paz" que hemos vivido durante mucho tiempo "intoxicados por el pensamiento de que solamente con el odio, con la violencia, solamente por el camino de los hechos, se consigue obtener algo. Si no se llega a /os actos extremos, nada se consigue. Esta es una mentalidad que debe ser superada". Y debe ser superada porque es una mentalidad fal– sa en su misma raíz. La guerra no puede ser necesa– ria porque existen otros procedimientos, mucho más nobles y humanos, para dirimir los conflictos como son las negociaciones abiertas, el arbitraje amistoso, el diálogo en mesa redonda. Todo puede solucionarse con la paz; la guerra, en cambio no soluciona nada 42
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz