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ligada a las exigencias de respeto y cordialidad que merece toda persona por el simple hecho de serlo. La crítica constructiva descarta el insulto en todas sus formas. El crítico expone sus ideas. Si hace falta recuadra las zonas del conflicto y emite su opinión precisando que es así como piensa. No disfraza su persona en un vago: "lo dice todo el mundo". Jamás se parapeta en el anónimo para zaherir o acusar al pró– jimo. Y si se hace así, la crítica pierde su honorabili– dad y no se le puede hacer caso en un ambiente en que todos somos hijos de buenos padres y nos res– ponsabilizamos vaHentemente de nuestras op'iniones. Un panfleto sin noribre y apellidos es un hospiciano o un mal nacido que se condena por sí mismo a la "inclusa" de la papelera. Entre gen:e bien nacida, la estrategia del imprope– rio viene calificada como un pecado capital contra la convivencia. Sólo los responsables '-los que firman, los que dan su apellido a los hijos- son acreedores al respeto de sus semejantes, aunque defiendan teo– rías que, desde el propio punto de vista, no parezcan aceptables. 259

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