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He leído con fruición y esperanza las "manifesta– ciones" de los famosos y sus deseos para el año i 973. Todos desean en el fondo lo mismo: salud y trabajo en el plano personal. Y a escala de convivencia -hoy a escata internacional- la paz y el amor entre todos los hombres. Y es que el mundo de hoy sufre porque se preocupa del prójimo. Y este es un síntoma espe- · ranzador. El hombre de hoy sufre por la guerra porque piensa que ne debería haber más guerras; sufre por la injusticia porque quiere un mundo más justo y bon– dadoso; sufre por la enfermedad de sus semejantes poro¡ue es compasivo; sufre por las coacciones porque ama la libertad; sufre por la desunión porque ama la unidad; sufre por el odio porque quiere el amor. Y este esp ritu integrador y pacifista es una invita– ción a la esperanza: por este camino se desemboca siempre en la bondad y en Dios. 25i