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HISTORIAS DE LA BONDAD HUMANA Sólo Dios conoce el número, la grandeza y la be– lleza de estas historias. Los medios de comunicación social nos infcrman parcamente sobre la bondad por– que ésta generalmente no se presenta como noticiable. En los periód cos hay una sección que registra los "Sucesos" tristes, protagonizados por hombres tara– dos, perturbados y degenerados. La página de "suce– sos" deja la boca amarga y deprimido el espíritu. ¿Por qué no se crea una sección dedicada a dar relieve a la bondad, al desprendimiento, a la generosidad, a la ternura de lo:::: humanos? Sería una página conforta– dora y ejempl=1.r, constructiva y estimulante. Voy a dar un avance de esta página con unas cuan– tas historias e1emplares que cada uno de mis lectores podría ampliar con vivencias personales. 1. Sucedió en un barrio superpoblado. El reparti– dor de bebidas se olvidó de dejar puesto el freno de mano y la furgoneta iba a atropellar a un niño que jugaba con unos cajones. Pero allí estaba María Isabel para salvar la vida del niño a cos– ta de la propia vida. La niña de doce años María Isabel murió por sal– var la vida de un semejante. 2. Sucedió en la carretera. Una niebla espesa cor– taba fa 1isíbi/idad y el coche quedó volcado en la cunera. Una fila inmensa de coches aparca– ba junto af coche accidentado y todos se des- 245
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