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CONVIVENCIA Y TELEVISION (Parábola del niño "consentido") Es la hora de sobremesa. Los esposos ven la "tele" y charlan animadamente de sus cosas. En realidad es la única oportunidad de cambiar impresiones sobre la casa, el trabajo, los colegios de los niños, los ami– gos, etc. Es la noche del sábado. Los niños no tienen que madrugar por lo que se les permite ver la tele hasta altas horas. Casi hasta que acaba la programación del día. -El niño consentido está de buen humor. Grita, ríe, juega y corre por toda la casa. Los padres no con– siguen nada. No pueden conversar porque el niño con– sentido está de buen humor. No pueden seguir el ar– gumento de la película porque al niño no le gusta: ¡es un rollo! Lo ha dicho cincuenta veces en plan de protesta y, cuando el niño se pone tonto, no hay quien lo aguante. Las escenas más importantes, la tertulia de los padres, la puesta sobre el tapete de problemas serios... todo queda interrumpido por las voces del muchacho y por sus genialidades y por sus travesuras. Los padres están preocupados y un poco indigna– dos. La culpa es nuestra. ¡Le hemos consentido tan– to! Y es el caso que ya es un poco tarde para rectifi– car, pero hay que hacerlo de todos modos. Si no va a ser un egoísta y un mal educado. 242
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