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-El hombre bueno no se niega nunca a nada. No se acog,:l a pretextos para burlar la obediencia a sus superiores que le encomiendan un trabajo. Pero no~a que este sistema le recarga de ocu– paciones que deberían ser distribuidas entre to– dos. Y un día se cansa. -El hombre bueno sugiere iniciativas y se presta a experiencias nuevas, siempre expuestas. Si triunfa no nota excesiva aprobación ni gestos de verdadera amistad en su cbntorno. Si no triunfa advierte la ironía y se entera de las críticas des– piadadas de que es objeto. En el tr'unfo se sabe envidiado, discutido y un poco aíslado. En la derrota se siente humillado. ¿Para qué va a emprender nuevas empresas? -El hombre bueno es sinceramente cordial, autén– ticamente humano, espiritualmente conciliador y comprer.sivo. Es incondicional de la convivencia armónica, de los detalles amistosos, de los ges– tos pacíficos. Y se encuentra con un clima enra– recido de pasioncillas turbias, de reticencia, de falta de autenticidad, de total carestía de amor. Y aquí se desploma y se cansa. Una vida así no tiene razón de ser ... Al final ce unos "coloquios" sobre la fraternidad, me decía un hombre ejemplar, gran amigo mío: "Da pena, vergüenza y rabia ponernos ante S. Francisco con su admirable delicadeza, su ex– quisita cortesía y su ternura infinita y tener que tropezar hoy mismo con la frialdad, el aislamien– to y la 11ezquindad". P(;;na, vergüenza, rabia y ... tristeza. 237
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