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236 -El hombre bueno está abierto al diálogo y a la colaboración. Ve en ellos la posibilidad de un encuentro personal y colectivo y la posibilidad de enriquecerse con los puntos de vista ajenos. Expone con naturalidad sus ideas. Hasta que nota que se pierde el tiempo porque todo queda en agua de borrajas. La experiencia de la falta de seriedad y la inutilidad de estos encuentros cho– ca contra su sentido realista. -El hombre bueno es auténtico, es decir, conse– cuente con sus convicciones. Su contacto con los hombres es desconsolador: todo se va en pa– labras y en fantasías. A la hora de la verdad ad– vierte que cada uno va a lo suyo y que el com– portamiento está en denigrante oposición con los discursos y se decepciona. -El hombre bueno se entrega con desprendimien– to y entusiasmo a /os demás. Es un ser en conti– nua actitud de servicio, un hombre incansable que dedica al prójimo su trabajo, su estudio, sus horas libres. Un hombre dinámico que no tiene tiempo para pensar en sí mismo. Y se da cuenta de que es muy poco lo que consigue con tanto esfuerzo. Hasta que un día se pregunta si mere– ce la pena quemarse por tan poco. La crisis se está incubando peligrosamente. -Agudiza esta crisis el hecho de que el hombre bue– no ve que quienes no toman tan a pecho las co– sas viven mejor, que se instalan confortablemen– te en una vida sin preocupaciones, que no se comprometen seriamente, que cumplen el expe– diente y esto les basta para ser considerados. ¿No será un poco exagerado al tomar las cosas tan a pecho? Otra vez la tentación.
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