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bilidades. Y este ejemplo empieza por un propósito decidido de fraternidad y de paz. Por un renovado afán de ser colaboradores en la construcción de la paz del mundo. Supera las fuerzas humanas pero el Se– ñor vendrá con su gracia a apuntalar el esfuerzo: "Señor, haz de mí un instrumento de paz". Y para elio purificar el corazón, tensar el espíritu y luego mezclarnos entre los hombres dispuestos a ser comprensivos, conciliadores, hermanos de todos. A dar una imagen viviente de la Paternidad de Dios que hermana a la creación entera, empezando por el hombre. A rescatar al hombre de todas las prisiones para verlo en su más alta verdad de Hermano de Cris– to. A "renovar la faz de la tierra" con la poderosa lla– ma del Espíritu Santo. La Paz se hace siguiendo el ejemplo del mismo Dios, Uno y Trino. -con el Amor del Padre que es "creador", no des– tructor. -con la sangre de Cristo, que rescata y redime, no esclaviza; -con el fuego del Espíritu, que madura, robustece ilumina, pero no ciega. Y Francisco va concretando su instrumentación por todo el ámbito de las relaciones humanas. Con su in– tuición ha descubierto dónde puede actuar de un mo– do senci !lo, pero eficiente: "Donde haya odio, ponga yo amor". El odio destruye toda posibilidad porque suprime intencional y deliberadamente al hermano. Con razón decía San Juan que el que odia es un homicida, mejor dicho, un fratricida. El amor, en cambio afirma la exis– tencia y la presencia del hermano. El amor que es di- 19