BCCCAP00000000000000000000739

VIEJOS Y JOVENES La vida es un proceso dinámico que no se puede frenar artificialmente. No se pueden poner compuertas al mar. Entonces sucede que cada época encumbra determinado número de ideas-fuerza que, saliéndose del cuadro genérico, se sitúan en un primer plano de interés personal y colectivo. En un movimiento cons– tante de flujo y reflujo se sedimentan formando una mentalidad. El estancamiento es peligroso porque instala al hombre en sus ideas y le capacita para seguir de cer– ca el curso de la historia. El retraso vital es mucho más nocivo que el subdesarrollo económico. Hay hom– bres con estatura de hombres y un campo vital -ideas, reacciones, comportamientos- de niños. Y, lo que es peor, hay hombres en nuestra sociedad que pertenecen mentalmente a épocas pasadas. Sí, existe el peligro de desfasamiento. Es el caso de los románticos que piensan que "todo tiempo pa– sado fue mejor": que la juventud era más sana porque era más hipócritamente sumisa. Son los soñadores nostálgicos del ayer, incapaces del esfuerzo y la gene– rosidad que exige el vivir en el hoy. Son como fantas– mas que vagan con la mirada incierta y ausente en un mundo que rechazan -y los rechaza- porque no es el suyo. Las dificultades de estos casos para la convi– vencia son difícilmente ponderables. Juventud y vejez no son, en el fondo, caracteres biológicos. Es, ante todo, problema de formación y 206

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz