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pérdida de la conciencia de Dios, del pecado y de los valores espirituales, delincuencia juvenil, dis– persión de la familia, etc... Si alguna vez es legítima la ingerencia en los asun– tos temporales de la política es para mediar como "instrumentos de paz", como lo hizo Francisco al reconciliar al obispo con el podestá de Asís. LIBERTAD - OBEDIENCIA es una "equis". Hay crisis de autoridad y hay crisis de obediencia. La liber– tad bien entendida lleva a la madurez de la obe– diencia y la obediencia rectamente vivida supone la madurez de la libertad. Autoridad y obediencia se complementan y engendran una convivencia profundamente humana y creadora. Libertad y obe– diencia coinciden en el control y disciplina de los instintos egoístas y desintegradores del hombre. POBREZA- BURGUESIA, un "uno". El aburguesamien– to es una rebaja cobarde del ideal cristiano y sim– plemente humano de vida. La pobreza, en cambio, -la pobreza digna y virtuosa, claro está- da re– cidumbre al carácter y pone al hombre en situa– ción de ser verdaderamente libre. La pobreza es condición para ser libre y valientemente indepen– diente. Por eso figura en el compromiso de servi– cio a Dios y a la Iglesia con que se ligan los reli– giosos en su profesión. No basta la pobreza per– sonal sino que el Concilio exige un testimonio de pobreza colectiva, de desprendimiento,. de humilde sencillez. Hay personas que llevan una vida per– sonal modestísima y luego tienen ambiciones de aves de alta cetrería cuando entran por medio las "glorias de la Congregación". Negarse a colabo– rar en los puestos menos brillantes es la mejor se– ñal de falta de pobreza. 188

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