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Y, después de haber trabajado hasta el cansancio, rezar humilde y confiadamente a Dios: "Señor, danos la paz". -Todavía no veo claro. -Pues hay que empezar por ahí, por ideas lumi- nosas sobre la paz. Todos tenemos que trabajar por la paz, amigo. Es un deber que debe asumir responsablemente todo ciu– dadano. Y rezar por la paz. Oración y trabajo son las dos alas sin las cuales la paloma de la paz no hará más que andar a rastras por el suelo. La colaboración leal de todos no es suficiente. Con una visión horizon– tal de la paz, el peso se inclina demasiadq hacia la tierra, hacia el propio campo, hacia los intereses crea– dos, hacia los fuertes y poderosos de este mundo. Só– lo Dios puede iluminar la mirada para descubrir que "todo hombre es mi hermano" y que la prosperidad es un mito y la técnica una "deshumanización" cuan– do relegan a un segundo plano al hombre y los valo– res morales y espirituales. Hay que ver claro, como Francisco de Asís que vi– vía obsesionado por la paz a la que dedicó apasiona– damente todos los años de su vida. Se le llama "pa– cificador" porque llevó la paz en carne viva. Y recon– cilió a los poderes políticos con los poderes religio– sos -escena histórica del obispo y el podestá de Asís-; reconcilió a los hombres con la vida y con el trabajo -primer movimiento apostólico laica!- y re– concilió a los hombres con Dios- fundación de la fraternidad de "menores y penitentes". Pero antes se llenó el cántaro del alma de la paz del Señor. Y la paz empezó a hervir en su corazón y rebosó por su boca como un chorro de luz y una llama de fuego y se con- 16
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