BCCCAP00000000000000000000739
de la naturaleza. Mira, este árbol está cuajado de flo– res, flores innumerables de las que muchas van a pe– recer con las heladas del invierno. Pero el que se mar– chiten tantas es providencial ley de vida, ya que si to– das se convirtieran en frutos se rompería el árbol con tanto peso. Sí, hay que llevar el alma cuajada de es– peranza, de optimismo sano, de fe en la humanidad y, sobre todo, de fe en Dios. Y cuando falla una reunión de alto nivel convocar otra y mil más esperando que sean más fructíferas. Y no descorazonarse por perder una batalla por la paz, porque una batalla no es la gue– rra. Por suerte, el hombre de hoy acepta con sencillez sus fracasos parcia es y no desiste en la búsqueda de la paz. Y así, tropezando, cayendo y levantándose los pueblos han hecho muchas jornadas intensivas en la construcción de la paz. ¿Proyectos románticos? No, sencillamente, esperanza. Óe este modo, han comido a la misma mesa pueblos y gentes que se descono– cían y, en el fondo, sin saber por qué se buscaban a pesar de las diferencias ideológicas, políticas, socia– les y de todc orden. Y, al encontrarse, se han sorpren– dido al ver aue era mucho más lo que los unía que lo que los separaba. ¿Románticos? No, simplemente hu– manos. ¿Te parece poco que hayan desaparecido la guerra fría, las leyendas negras, los malentend~dos, los conflictos y la mutua aversión gracias al arbitraje y a la buena voluntad? Por tanto, yo considero positivo que se siga ha– blando aún a sabiendas de que muchas palabras van a quedarse en eso, en palabras. Mientras se hable es que el problema preocupa e interesa y que no se ador– mece la conciencia de que el problema existe y hay que seguir buscando soluciones. 15
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz