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cia: "no responden a las exigencias ni al estado de cosas actuales". 3. Las expresiones del Concilio están en una línea enérgica, urgente y audaz. Hay que quemar las naves no sólo para hacer imposible el retorno, si– no porque no sirven. La regresión a esas formas sería ridícula y lo que es más comprometedor aún, esas formas de pensar y sentir -heredadas del pasado- no siempre se adaptan bien al es– tado actual de cosas. Por tanto hay que prescin– dir de ellas y esto a veces exige un esfuerzo tre– mendo porque se siente un gran respeto por las personas que lo encarnan de cuya probidad y nobleza nadie puede razonablemente dudar. Pero hay que aceptar los hechos como vienen y situarse en el plano de la realidad. Nadie tiene nada contra el arado romano. Pero sería un con– trasentido emplearlo hoy, ya que los tractores realizan la misma labor mejor y en muchísimo menos tiempo. La hoz fue -un instrumento valio– so de trabajo, pero quien dispone de una cose– chadora moderna no añora nostálgicamente la hoz. Un hombre de hoy recorre los contientes en rapidísimos reactores y a nadie se le ocurre -si no es por diversión o deporte- cruzar el océa– no en pequeñas carabelas. No se trata de remo– zar el arado, de hacer más potente la hoz, de po– ner un motor nuevo a las carabelas. Se trata de olvidar esos elementos de antigua usanza para sustituirlos por un instrumental más poderoso y más práctico. Como recuerda el Concilio hay que "suprimir todo lo anticuado", no porque sea vie– jo sino porque es ya inservible. 4. Renovación quiere decir mejoramiento y autenti- 160