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otros". La estrategia entre bastidores no pasa des– apercibida y los "narcisistas" quedan casi siempre en ridículo. Siempre es más el ruido que las nueces. El narcisismo es irritante aún en el caso de que los narcisistas sean personas de mérito. Como hacía no– tar un reportero famoso, pasamos por una crisis de pe– dantería "yoísta". Aburre la rutina de literatos, tore– ros, artistas, deportistas que, al ser encuestados res– ponden invariablemente: "El mejor soy yo, sin duda ninguna". Cuando se trata de personajes de reconoci– do mérito, esta respuesta es irritante. Pero cuando se trata de personas vulgares, resulta cómico. El narcisista es un ser incapaz para la convivencia que supone siempre comunicación y diálogo. El narci– sista no entiende más que el monólogo glorificador de sí mismo. A veces habla en alto ante el espejo con el consiguiente regocijo de los que pasan al lado y lo oyen ... 134