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"NARCISISTAS" Según la leyenda, Narciso se creía tan guapetón que convertía todas las cosas imaginables en espejo propio. Se miraba complacido de su guapura en e! es– pejo de las aguas. Era vanidosillo y coquetuelo. Era un cretino. De ahí nació el término "narcisismo" para coílfigu– rar al hombre que se pasa la vida ante el espejo. To– do el mundo ve natural que la mujer sea un poco co– queta. La vanidad femenina tiene su gracia y se per– dona con facilidad. En el hombre, por el contrarío, se perdona mejor el orgullo e incluso la soberbia que la vanidad. Llamar "narcisista" a un hombre supone siem– pre una denuncia de su infantilismo, de su falta d.e vi– rilidad moral, de su estúpida vanidad. En el fondo, los "narcisistas" producen instintivamente malestar y son catalogados -entre ironías y gestos despectivos- co– mo "femínoides". El narcisista centra todo el interés en sí mismo, en sus cosas, en sus proyectos. Es un egoísta atroz que todo lo mira en función de sí mismo. Más exactamen– te aún, sólo se ve a sí mismo. Los demás no existen, no deben existir sino es como "admiradores", contem– pladores de su imagen. El mundo entero, los aconte– cimientos quedan desplazados en un segundo plano y no tienen más razón de ser que marco para la imagen perfecta que el narcisista posee de sí mismo. El narcisista "ignora" a los demás, ignora su con– torno social, ignora la marcha del mundo porque no le 132