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84 P. PIO M." DB MONDRBOANES, O, F. M. CAP. El agua viva representa la gracia del Espíritu Santo. por lo cual vivimos sobrenaturalmente. La causa meri– toria de esta agua viva es Jesús. Adán nos perdió, Jesús nos redimió. Por Adán perdimos la gracia, por Jesucris– to la recuperamos. Desde la caída de Adán todas las gracias nos vienen por el Mediador. Esa gracia es una participación de la naturaleza divi– na, que nos hace hijos adoptivos de Dios, herederos del reino de los cielos, coherederos con Jesucristo. Por la gracia se arroja el pecado del alma, nos ponemos en amistad de Dios, merecemos para la vida eterna y se nos abrirán las puertas del cielo. Es un don de Dios que ex– cede a toda la naturaleza creada. Por la gracia vivimos en Jesucristo y Jesucristo vive en nosotros. Por ella te– nemos la vida sobrenatural y fructificamos. c) Alegoría de la vid. Por la alegoría de la vid po– demos conocer mejor la vida de Jesucristo en nosotros. Jesús es fuente de vida para todos los que quieren permanecer unidos a El. Oigamos las palabras de Jesús: «Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el Viñador. Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto. Vosotro-s estáis ya limpios por la palabra que os he hablado; per– maneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo si no permanece en la vid, tampoco vosotros, si no permaneciereis en mí. Yo soy la vid ; vosotros, los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada. El que no permanece en mí es echado fuera como el sarmiento, y se seca, y los amontonan y los arro– jan al fuego para que ardan. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiereis

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