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HORNO ARDIENTE DE CARIDAD 69 descantó y la plantó de vides selectas. Edificó en medio de ella una torre e hizo en ella un lagar, esperando que le diera uvas, pero le dio agrazones. Ahora, pues, veci– nos de Jerusalén y varones de Juda, juzgad entre mí y mi viña : ¿Qué más podía yo hacer por mi viña que no lo hiciera? ¿Cómo, esperando que me diese uvas, me dio agrazones? Voy, pues, a deciros ahora lo que haré de mi viña : Destruiré su albarrada y será ramoneada. Derribaré su cerca y será hollada. Quedará desierta, no será podada ni cavada, crecerán en ella los cardos y las zarzas, y aun mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella. Pues bien, la viña de Yavé Sebaot es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su amado plantío. ¡Es– peraba de ellos juicio!, pero sólo hubo sangre vertida; justicia, pero sólo hubo rebeliones» (70). Esta parábola de Isaías es una de las más bellas y re– presenta la ingratitud de Israel. Hay escritores ascetas que la acomodan a las almas, viñas elegidas por Dios para la santidad con todos los medios y cuidados, y que no corresponden a su vocación ni a los cuidados del divino Agricultor ; se rebelan, dan frutos agraces y se pierden ... Es muy frecuente este sím– bolo bíblico y tiene muchas aplicaciones acomodaticias. Contrapuesta a esta vid condenada por Isaías, Jesús habla de la alegoría de la vid verdadera de la cual pro– ceden exquisitos frutos que a vida eterna saben : « Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el Viñador. Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará ; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto ... Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo si no per– manece en la vid, tampoco vosotros si no permanecéis (70) Is., V, 1-7.

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