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HORNO ARDIENTE DE CARIDAD 325 Junio en honor al Sagrado Corazón, como se celebraba también el Mes de Mayo en obsequio de María. El señor arzobispo, monseñor de Quelen, aceptó la propuesta y determinó que en ese mes se rogara por la conversión de los pecadores, y especialmente por Francia. Debía de constar de treinta y tres días en memoria de los treinta y tr,es años de la vida de Jesús, y cada día debía ser santi– ficado por comuniones, oraciones, mortificaciones y otras prácticas de virtud, y cada viernes se saludará al Santísi– mo Sacramento. En el primer año que se inauguró en el monasterio de Oisseaux concurrieron ya más de ochocientas personas a practicar los ejercicios en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Rápidamente se extendió esta devoción a otras comunidades religiosas, parroquias, ciudades y por todo el mundo. La Madre Santa Jerónima compuso un Mes del Sagrado Corazón, según el plan del Mes de María. Se imprimió en Angers. en 1833 y fue muy difundido. Como el Mes de Mayo se dedica a honrar a la Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado, de igual modo el Mes de J_unio se consagra al Sagrado Corazón de Jesús como un homenaje de reparación por las muchas ofensas que se cometen contra la divina bondad. Es una piadosa práctica que se ha extendido por todo el mundo. Se puede hacer pública y colectivamente, o bien individual y privadamente. Los Sumos Pontífices la han enriquecido con indul– gencias. Si se hace públicamente, los fieles que inter– vienen ganan indulgencia de diez años, una plenaria si (15) Cf. P. HAMÓN, S. J., Histoire de la dévotion au Sacré– Coeur, t. IV, Luttes indécises, cap. XI, págs. 349 y sigs. Pa• rís, 1931.

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