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308 P. PIO M.ª DE MONDREGANES, O. P. M. CAP. VI. CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO AL SAGRADO CORAZÓN Dulcísimo J:esús, Redentor del género humano, míra– nos humildemente postrados delante de tu altar. Tuyos somos, tuyos queremos ser ; y a fin de poder estar más estrechamente unidos contigo, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a tu sacratísimo Corazón. Muchos no te han conocido todavía; muchos, des– pués de haber despreciado tus mandamientos, han rene– gado de Ti. Ten misericordia de los unos y de los otros, ¡ oh benignísimo Jesús!, y atráelos a todos a tu santísimo Corazón. Reina, Señor, no solamente en los que siempre fieles nunca se han separado de Ti, sino también en los hijos pródigos que te han abandonado, y haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de mi– seria y de hambre. Reina también sobre los que el error mantiene engaña. dos o la discordia separados ; condúcelos al puerto de la verdad y de la unidad de la fe para que pronto no haya más que uno solo redil y un solo Pastor. Concede, Señor, a tu Iglesia segura y estable libertad; concede a todos los hombres el orden y la paz, y haz que, del uno al otro extremo de la tierra, resuene esta sola aclamación : Alabado sea el divino Corazón, por quien hemos conseguido la salvación. A El sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Cor Iesu, flagrans amare nostri, Inflama cor nostrum amare tui