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HORNO ARDIENTE DE CARIDAD 291 bus diebus vitae merear habitare et videre simul et facere voluntatem tuam ... >) No sin razón la Iglesia, en las lec– ciones del segundo nocturno de la fiesta del Sagrado Corazón, puso el texto de San Buenaventura. El influjo de San Buenaventura es ya evidente en Sti– mulus amoris (por largo tiempo atribuida a él), de fray Jaime de Milán, Ord. min. ( ·!· 1270), como también en otras posteriores de David de Augsburgo, de Bertoldo de Ratisbona, célebre predicador minorita (56). La devoción a la Pasión y a las llagas del Salvador circula también en el espíritu de la Tercera Orden Fran– ciscana, alimentada por los ejemplos y la predicación de los discípulos del Seráfico Patriarca. Citamos sólo tres nombres. Santa Margarita de Cortona ( i' 1297), la Magdalena franciscana, que purifica su vida con la sangre del Cor– dero Inmaculado y se hace mensajera de los secretos de] Corazón divino, como lo será Santa Margarita de Ala– coque con los hijos de San Ignacio. Recibe el encargo de transmitir a los Frailes Menores los mensajes del divino Corazón. En el primero, para que aprendan en la meditación de los misterios de la Pasión la inefable caridad ; en el se– gundo, para que los predicadores de la Orden difundan cuanto Jesús demuestra a la santa en la contemplación de las llagas y del Corazón ; y el tercero, para que los fieles conozcan el amor inmenso de Cristo, como único origen y motivos de la Encarnación y de la Reden– ción (57). (56) Cf. Dr FoNzo, O. M. Conv., Il culto del S. Cuore di Gesu negli Ordini Francescani, in Cor lesu, t. U, págs. 107-109, Roma, 1959. (57) L. DI FONZO, op. cit., pág. 110.
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