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262 P. PIO M.ª DE MONDREGANES, O. P. M. CAP. esta devoción, sintiendo profundamente las participacio– nes de los dolores y amarguras de Jesús, contenta de reparar las ofensas que se cometen contra Dios y acom– pañar espiritualmente al divino Mártir del dolor. Muchas almas, enteradas de los deseos de J:esús mani– festados a la religiosa de Paray-le-Monial, empezaron a practicar esta dolorosa devoción, y luego se fue exten– diendo por Francia y otros países. En 1828 los padres de la Compañía pudieron reabrir 1a casa de Paray, cerrada a causa de los días turbios de la Revolución Francesa, y el padre Brosse, Superior, para hacer conocer mejor esta devoción a los fieles y hacerla más popular, instituyó una Cofradía de la Hora Santa, que fue aprobada el año 1829 y enriquecida de indul– gencias por los Sumos Pontífices y elevada a Archico– fradía el 7 de abril de 1886 por el pontífice León XIII. Desde esta época, la Hora Santa fue practicada con fervor y entusiasmo por almas devotas deseosas de re– parar las injurias que se hacen al amantísimo Corazón. . ¿Qué cosa es fo Hora Santa? De lo dicho se deduce que la Hora Santa no es más que el ejercicio de oración vocal o mental que tiene por objeto los sufrimientos de Jesús en el Getsemaní, especialmente su atroz agonía. Se debe hacer, cada semana, del jueves al viernes, du– rante la hora de las once hasta medianoche, para aplacar la divina justicia, implorar misericordia por los peca– dores y mitigar, en algún modo, las amarguras que probó Jesús por el abandono de los Apóstoles y las ingratitudes de los hombres, por los cuales vino a este mundo y se preparaba a morir. ¿Qué se debe hacer? No hay oraciones prescritas o determinadas, basta unirse espiritualmente con la mente al Corazón Sacratísimo de Jesús, meditando su abandono,
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