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CAPITULO III PERFECTA ARMONIA DEL TRIPLE AMOR DEL SAGRADO CORAZON El Redentor del mundo es Dios y Hombre verdadero; perfecto Dios y perfecto Hombre. En El se dan todas las perfecciones divinas y humanas. Por tanto, podemos distinguir en Jesucristo las facultades y los amores con– siguientes que se dan en Dios y en los hombres. l. El Corazón de Jesús durante su vida mortal es– taba adornado de la facultad sensitiva, como lo están también los demás hombres. Sintió dolor y tristeza, gozo y alegría, frío y calor. 2. El alma de Cristo era racional y gozaba de las fa– cultades racionales: entendimiento y voluntad. Conocía y amaba lo verdadero, lo bueno y lo bello. Manifestó su amor especial por los niños, por los Apóstoles y discí– pulos, por San Juan Evangelista, etc. Se compadeció de los pecadores, como de la Magdalena, de San Pedro y del Buen Ladrón. 3. El Verbo Encarnado, Dios verdadero, poseía la voluntad divina, cuyo objeto adecuado es la bondad in• finita, y el inadecuado, la bondad de las criaturas. El Corazón de Cristo. unido a la divinidad, amaba a Dia.s y a los hombres en función de sus facultades.

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