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HORNO ARDIENIB DE CARIDAD 255 las públicas autoridades acuden al mismo recurso, votan– do una fiesta anual al Sagrado Corazón. Imitaron el ejem– plo Marsella, Aix, Arles, Avignon, Tolouse y otras ciudades. Entonces el obispo de Marsella, Mgr. Belzunce, el obispo de Cracovia y el rey de España, Felipe V, acu– dieron con el padre Gallifet, asistente de la Compañía de Jesús, a la Santa Sede, pidiend.o la aprobación solemne de la devoción al Sagrado Corazón con rezo y misa pro– pia. Mas por entonces no lograron sus deseos. En España, el venerable padre Bernardo de Hoyos re– cibe favores especiales del Sagrado Corazón y se con– vierte en apóstol de la devoción, ayudado de los padres Calatayud, Cardaveraz, Loyola y otros, trabajando para ver realizada aquella dulce promesa, que le hizo el mismo Sagrado Corazón : Reinaré en España, y con más vene– ración que en otras partes. Luego se llevaron nuevas instancias a Roma, y el Papa Clemente XIII aprobó la misa y el oficio primero para Polonia en 1765 ; después, para Portugal, en 1779 ; en fin, en 1856, Pío IX lo extendió a toda la Iglesia univer– sal, con rito doble mayor, elevado, en 1871, por el mismo Pontífice, a doble de primera clase. León XIII, con decreto de 2 de abril de 1899, aprobó las Letanías del Sagrado Corazón; y en la Encíclica Annum Sacrum, del 25 de mayo de 1899, ordenó la con– sagración del género humano al Sagrado Corazón, que debía hacerse el 11 de junio del mismo año. San Pío X mandó que se repitiera la consagración cada año. Por esa época se desarrollaron también las prácticas de los Primeros Viernes y del Mes de Junio dedicados al culto especial del Sagrado Corazón. Benedicto XV aprobó el culto al Corazón Eucar.ístic0

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