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220 P. PIO M.ª DE MONDREGANES, O. P. M. CAP. vivo bajado del cielo; si alguno comiere de este pan vi– virá para siempre, y el pan que yo le daré es mi carne. vida del mundo... El que come mi carne y bebe mi san– gre tiene la vida eterna y yo le resucitaré el último día» (117). El Corazón eucarístico de Jesús es para nosotros vida del alma. Con este pan sobresubstancial nos nutrimos y conservamos el vigor de nuestras fuerzas espirituales. El alimentarse con la Eucaristía es una garantía de futura gloria. La Eucaristía es la vida del mundo, de la Iglesia y de las almas. De este manantial inagotable se derivan co– rrientes de vida para todos los corazones del mundo. Coloquios y súplicas. Corazón amabilísimo de ,Tesús sacramentado, yo me siento espiritualmente débil ; nece– sito energías, vigor, fuerzas. Voy a Ti para que aumen– tes en mí la vida de la gracia, el vigor y la fortaleza. Dame fuerza para vencer mis pasiones, mis apetitos, mis malas inclinaciones ; para luchar contra tantos enemi– gos visibles e invisibles. No me dejéis sucumbir en las batallas del espíritu. En Ti espero, en Ti confío. De tu Corazón broten rayos de luz que iluminen mi inteligencia ; llamas de fuego que abrasen mi voluntad ; torrentes de agua cristalina que vivifiquen mi ser. Jaculatorias. Corazón ardiente de ,Tesús, aumenta la vida divina en mí; dame vigor, fervor, fuerza y entusias– mo para vivir como Tú quieres. Dame la resurrección final, la vida eterna, el cielo que has prometido a los amantes de tu dulcísimo Corazón. (117) Jn., VI, 48-51, 54.
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