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CAPITULO II ES LEGITIMO Y VENTAJOSO EL CULTO ESPE– CIAL AL SAGRADO CORAZON El Verbo Encarnado es adorabilísimo, ya se conside– re totalmente en todo el cuerpo, ya en sus partes hipos– táticamente unidas a la persona. El Corazón de carne, vivo y animado, es una parte nobilísima unida hipostáti– camente a la divinidad y se considera como símbolo manifiesto de su amor. No se adora el Corazón de carne del Redentor separado del Verbo, sino unido hipostática– mente. Jesucristo nos quiere manifestar con este símbo– lo el amor especial que nos tiene como Dios y como Hombre, según la naturaleza divina y humana unidas en la segunda persona divina. Es claro que Jesucristo, ya se considere según la na.– turaleza divina, ya según la naturaleza humana, debe ser adorado con culto de latría. En el Corazón, símbolo ex– presivo del amor, no adoramos sólo la carne separada, sino la carne unida a la persona divina. No son las pal– pitaciones de un hombre cualquiera, sino del Verbo En– carnado. Se habla también del culto al Corazón Eucarístico de Jesús ; substancialmente es lo mismo. Solamente que en la Eucaristía Jesús está de un modo sacramental. En la cruz