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210 P. PIO M." DE MONDREGANES, O. P. M. CAP. bra: ¿A la voluntad de Dios significada o de bene– plácito? ¿Nuestra obediencia es universal para todos, sean dís– colos o benévolos, jóvenes o ancianos, sabios o ignoran– tes? ¿Nuestra obediencia es sobrenatural, obedeciendo para agradar a Dios y no para complacer a los hombres? ¿Obedecemos en lo próspero y en lo adverso, en lo dulce y en lo amargo, en lo fácil y en lo costoso? ¿Obe– decemos de jóvenes y de viejos? ¿Es nuestra obediencia sencilla, pronta, alegre? Cuando nos cueste obedecer a las leyes o a las autori– dades, miremos a Jesús hecho obediente hasta la muerte. Su única ocupación durante la vida fue la obediencia ; su comida, hacer la voluntad del Padre. A los que cum– plen la voluntad de Dios considera como madre y como hermanos... La obediencia nos da alegría, seguridad, paz y tran– quilidad. Practicando la obediencia cantaremos victoria de nuestros enemigos. Coloquios y súplicas. Jesús misericordioso, perdóna– me tantas soberbias y rebeldías contra las leyes y autori– dades. Dame un corazón dócil, humilde y obediente como el tuyo. Que cumpla con tu voluntad aun en las peque– ñas observancias. Que tenga verdadero espíritu de fe para oír en los superiores la voz de Dios, en cuya vir– tud mandan. El que les escucha, escucha a Dios. Otor– ga a mis superiores la prudencia para que sepan gober– nar y a mí la obediencia para que me deje dirigir. Roguemos por tantos herejes rebeldes a los dogmas católicos y por tantos cismáticos separados de la Iglesia verdadera. Que los unos y los otros entren en el redil y obedezcan a un sólo y único verdadero pastor, el Sumo

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