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204 P. PIO M." DE MONDREGANES, O. P. M. CAP. patíbulo, como un hombre malhechor, por delitos falsa– mente imputados. 2. Jesús fue herido en su dignidad real. El mismo lo dijo ante Pilato, que El era Rey; pero no de este mundo,. sino Rey espiritual y universal de justicia y de amor.. A este Rey se le ultraja y se le humilla, como a un rey de burla, en la flagelación y en la coronación de es-– pinas. El pueblo judío no le quiso reconocer por Rey y gri– taba: ((No reconocemos más rey que al César. Al Cristo., que se hace rey, que se le crucifique.» 3. Los oprobios le hieren en su dignidad sacerdotal. El sacerdocio es el carácter principal, supremo de la humanidad de Nuestro Señor. La segunda persona se encarnó para ser el Mediador entre Dios y el género humano. La dignidad sacerdotal verdadera, falsa o ima~ ginaria, fue siempre honrada aun entre los paganos. Los judíos honraron también a los sacerdotes de la Antigua Ley. Jesús es el Sumo Pontífice que sube al altar del sacrificio y se inmola sobre la cruz. Es el Sacerdote Santo, la Víctima del sacrificio que se ofrece en el ara de la cruz por la salvación de todos. ¡ Y oh ingratitud de los hombres que le escarnecen, que se burlan de El~ que le llenan de oprobios ! La malicia de los hombres. ultraja la majestad divina; el redimido, al Redentor; el fiel, al Sacerdote Sumo, al Sacerdote Eterno, al Hijo de Dios Altísimo. Coloquios y súplicas. Alma cristiana, que te lamen– tas por una humillación, por una pequeña deshonra, por un puntillo de honor, considera al Corazón de Cristo.– Rey, de Cristo Sacerdote Sumo, al Corazón de tu Dios, de majestad infinita.

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