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HORNO ARDIBNTB DB CARIDAD 17 una persona divina y de dos naturalezas: una divina y otra humana ; por tanto, es digno del culto de latría, es decir, de adoración perfecta. Todo el Cristo es digno de adoración porque con el Verbo y por el Verbo está unida su humanidad. Todas y cada una de las partes de la humanidad de Cristo son adorables. A ninguna en particular se debe adorar si no existe alguna razón especial en la cual res– plandece algún misterio o alguna perfección especial del Verbo Encarnado. A qué partes o a qué misterios con– venga dar un culto especial debe ser declarado por la Iglesia. A través de los siglos se han establecido las fiestas especiales del Nacimiento de Jesús, de la Resu– rrección, de la Ascensión, etc. Igualmente, culto públi– co se ha tributado a las llagas del Salvador y a su pre– ciosísima sangre. En estas fiestas el objeto material total es todo Cris– to. Cristo que nace, Cristo que muere, Cristo que resucita, que sube a los cielos. La razón de ese determinado culto es la especial manifestación del Verbo Encarnado y de sus perfecciones en los referidos actos.

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