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HORNO ARDIENTE DE CARIDAD 143 Adán (10). Es nuestro hermano (11). Es la Cabeza deI género humano restaurado (12). Es el Mediador entre Dios y los hombres (13). Es nuestra e~peranza (14). Es nuestra vida (15). En su vida aparece como hombre verdadero. Habla, come, descansa, se fatiga, crece, predica, enseña, sufre y muere. Los Evangelios nos narran la vida de Jesús, sus obras y milagros. Jesús tomó nuestra naturaleza en la única persona que es la segunda de la Santísima Trinidad, el Verbo divino se hizo carne por la unión hipostática. Como la persona es divina y las acciones se atribuyen a la persona, sus acciones fueron divinas y de valor infinito. Jesús, como todo hombre verdadero, tenía un Corazón físico, real y perfecto, porque asumió la naturaleza per– fecta. Por tanto, un Corazón nobilísimo, infinitamente bueno, amable y generoso. Para nosotros no hay más que un Dios Padre, de quien todo procede; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y nosotros también (16). Por el Corazón de Cristo, Dios nos donó todas las cosas, nos justificó, nos santificó y nos glorificará. 3. María es la Hija predilecta del Padre Eterno, ele– gida por Dios para verificar la unión hipostática y ser la Madre de Dios encarnado. La Iglesia le aplica las palabras del Eclesiástico: « Yo (10) Rom., V, 12 y sigs. (11) Rom., VIII, 29. (12) Ef ., I, 10; Col., I, 20. (13) J Tim., I, 1. (14) J Tim., I, 1. (15) Col., III, 4. (16) Ef., VIII, 6.

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