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.142 P. PIO M." DE MONDREGANES, O. F. M. CAP. arrianos la consubstancialidad del Verbo con el Padre ; contra los docetas, gnósticos y apolinaristas, la integri– dad de la naturaleza humana; contra otros herejes, la verdad de la Encarnación y la unión hipostática ; es decir, la unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Verbo. En el símbolo atanasiano (siglo v) (5) se dice: «Es– ta es la fe recta que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y Hombre, es de la substancia del Padre nacido antes de los siglos, de la substancia de la Madre en el tiempo creado; perfecto Dios y perfecto Hombre ; consta de alma racional y carne humana, igual al Padre según la divinidad, menor al Padre según la humanidad. El cual, aunque sea Dios y Hombre, no son dos, sino un Cristo; uno, no por la conversión de la divinidad en carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios; uno, no por la confusión de la substancia, sino por unidad de persona» (6). 2. Jesús, en sus relaciones con el Padre, frecuente– mente usa de la expresión Padre mío. Yo y el Padre somos una misma cosa (7). De tal manera amó Dios al mundo que le dio a su Unigénito Hijo (8). Jesús es el Mesías prometido, es el Verbo Encarnado, es el Reden– tor de la Humanidad, el Mediador entre el cielo y la tierra... ,J:esucristo, Hijo del Padre Eterno, es también verda– dero Hombre, Hijo de la Madre Inmaculada, María San– tísima. Es el Verbo de Dios hecho carne (9). Es el segundo (5) DENZ., 40. (6) DENZ., núm. 40. (7) Jn., X, 30. (8) Jn., III, 16. (9) Jn., I, 14.

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