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·CAPITULO VlH EL SAGRADO CORAZON, MOTIVO DE NUESTRA CONFIANZA Entre los creyentes es muy frecuente el temor de la muerte, aun en las personas religiosas y devotas. ¿ Quién sabe--Oicen~si estarán perdonados todos mis pecados? ¿Habré hecho bien mis confesiones? ¿Tuve verdadero arrepentimiento de todos mis pecados? ¿Seré del nú– mero de los predestinados? ¿Me concederá Dios el don de la perseverancia final? ¿Moriré en gracia de Dios? ¿No me asaltará en aquellos momentos supremos alguna fuerte tentación? Estos y otros pensamientos angustian a los fieles cristianos. El santo temor de Dios es un don del Espíritu Santo. El Eclesiástico lo elogia, diciendo: ((El temor de Dios es gloria y honor, prudencia y corona de gozo. El temor del Señor regocija el corazón, da prudencia, alegría y longevidad. Al que teme al Señor le irá bien en. sus pos– trimerías, y el día de su fin hallará gracia. El temor del Señor es honra y corona de exaltación. El principio de la sabiduría es el temer a Dios, y se le comunica .ª loo fieles ya en el seno materno» (63). (63) Eclo., I, 11-15.

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