BCCCAP00000000000000000000738

124 P. PIO M." DE MONDREGANES, O. F. M. CAP. a todos ofrece refugio. Con su sangre mereció el perdón para todos sin excepción ; con su Corazón misericor– dioso se compadece, socorre y ayuda. Jesús excita y previene sus gracias naturales. El alma. en pecado grave está sin la gracia santificante, es enemiga de Dios y sin derecho al mérito ni al premio. Por sí misma no puede salir de esa impotencia y de ese mísero estado, necesita de la gracia sobrenatural excitante. Je– sús, lleno de compasión por los pobres pecadores, excita. e inspira, despierta del sueño de la muerte espiritual. Da una compasiva mirada a Pedro, y Pedro le comprende, y luego llora amargamente. La oveja descarriada y per– dida no hubiera vuelto al redil si el Pastor divino no· hubiera ido a buscarla. Cuántas veces y de cuántos modos diversos se sirve el Corazón de Jesús para llamar a los hijos pródigos que están fuera de la casa paterna, sufriendo el hambre y alimentándose de las bellotas del mundo. Jesús, mírame, dame la mano, no me abandones en el estado de culpa. II EL SAGRADO CORAZÓN, REFUGIO DE LOS TIBIOS Es una máxima común entre los escritores de ascética que es más fácil que se convierta un pecador que salga de la tibieza un alma que ha verdaderamente caído en ese estado. La costumbre arraigada de cometer delibe– radamente las culpas leves hace muy difícil el romper con todas esas ligaduras que atan al alma con la tierra.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz