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HORNO ARDIBNTE.DE CARIDAD i19 En cambio, Jesús, durante su vida en este mundo, fue modelo de obediencia a todas las potestades. Obedien– cia al Padre Eterno, que le envió para redimir al mundo. Varias veces manifestó que hacía la voluntad del Padre Celestial. Aun en las agonías del huerto de los Olivos exclamó: «Si es posible, pase de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (50). Obediente al padre putativo, San José, y a la Madre, María Santísima. «Estaba sujeto a ellosii (51). Obediente a las potestades civiles del Sanedrín, de Herodes y de Pilato. Obediente a los soldados y ejecutores de la inicua sentencia. De tal modo, que San Pablo dijo que fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz (52). Obediente en la Eucaristía a sus ministros, que le ha– cen descender del cielo sobre los altares_; que le llevan de una parte a otra, que le administran a todos: justos, pecadores, sanos y moribundos. A todos visita : grandes y humildes, ancianos· y jóvenes, buenos y malos. Aprendamos de J:esús .a ser obedientes, rendidos de juicio, dóciles en la sumisión, prontos en ejecutar las órdenes de toda legítima autoridad. Dice San Pedro: «Por amor del Señor, estad sujetos a toda autoridad hu– mana. Honrad a todos, amad la fraternidad, temed a Dios y honrad al emperador» (53). Modelo de pobreza, J:esús nació pobre, vivió pobre y murió pobre sobre la dura cruz, de tal modo que llegó a decir: «Las raposas tienen cuevas; las aves del cielo; (50) Luc., XXII, 42. (51) Luc., II, 51. (52) Fil., II, 8. (53) 1 Petr., II, 13; II, 17.

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