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HORNO ARDIENTE pB CA~IDAD de la segunda persona de la Santísima Tri_nida_d con la humanidad de Jesús se llama hipostática. Esa unión es incomprensible e inefable. Es un misterio que la humana inteligencia no llega a comprender: En virtud de esta unión singularísima podemos decir que Dios nació,· vivió entre nosotros ; sufrió y murió por nosotros. El. Verbo, uniendo a sí la humanidad, unía forzosamente el Corazón de Jesús perfecto. Contempla ahora, alma creyente, el incendio de amor y de unión que existiría en el Corazón de Jesús perfec.~ tísimo ,unido a la persona divina. Ese amor fue· _aúmen~ tando en el alma de Jesús durante toda su vida en este mundo. ¿ Quién es capaz de comprender su caridad? Amar es querer el bie_n para el ainadó, que ·seá ala~ bado, bendecido, glorificado por todas sus cuálidades, por sus bondades, por sus bellezas, por ·. ser quien es. El verdadero amante busca no el bien propio, sino el bien del-amado; le quiere bien, desea su honor; su gló~ ria, su amistad. No busca la gloria propia, sino fa · de su amado... · El Corazón amante de Jesús se dilataba en los es– ,pacios infinitos de la divina bondad y se gloriaba en las perfecciones de Dios: en su sabiduría, en. su poder, en su bondad, en su providencia, en todos sus .atributos, en sus revelaciones... Jesús, tomando nuestra naturaleza y habitando con nosotros; procuró también. la gloria del Padre celestial. «Yo no, busco mi gloria, hay quien la b1,1sque y_ juz~ gue» (40), «Yo procuro la gloria del Padr~ qlJe me en~ vió.» «Yo he venido a echar fuego en la tierra,, ¿y qué he de querer sino que se encienda? .Tengo q_ue récfüir un ,,,. ' • ',,\ 1 (40) Jn., VIII, 50.

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