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104 P. PIO M,a. DE MONDRBOANBS, O. F. M. CAP. La misión de los Apóstoles es la continuación de la misión divina del Redentor, de predicar el Evangelio, enseñar la verdad, salvar las almas, plantar la Iglesia en todo el mundo, llevar los frutos de redención a todas las gentes, a todos los pueblos, a todas las razas. Jesús, antes de morir sobre la cruz, pronunció la gran– de palabra: «Sitio, tengo sed de conquistar el mundo, de salvar las almas.» Esa sed y ese celo debe devorar a los Apóstoles de Cristo para trabajar todo lo posible para salvar al mundo entero. I MODOS DE PRACTICAR EL APOSTOLADO CATÓLICO A la santificación de las almas podemos trabajar y cooperar de muy diversas maneras. Indicamos algunas más comunes, dejando a los lectores usar también de otros modos particulares. l. Apostolado de la oración. En la conversión y la santificación es elemento necesario e indispensable la gracia. Suplicar a Dios para que descienda con sus mise– ricordias sobre los apóstoles y sobre los pecadores o incrédulos para que éstos caminen por las rectas sendas de la verdad y del bien. Rogar por los agonizantes, para que mueran en gra– cia de Dios; por la perseverancia de los justos, hasta el fin de la vida; por la conversión a Dios de los católi– cos pecadores, a fin de que vivan y mueran en gracia; por la conversión de los cismáticos, herejes, infieles y todos los no cristianos, para que se conviertan a la ver– dadera religión y se salven.

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