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100 , P,· PtO M."· DE MONDREGANES, O. F. M. CAP. través de todas esas cosas visibles. Es el Maestro que nos enseña a practicar la religión y todas las virtudes. Es el Partor que nos alimenta con los dulces pastos de la doctrina. Es el médico que nos sana y pone remedios a nuestras necesidades. Es el sacerdote que nos nutre con los Sacramentos y con la abundancia de gracias que nos comunica. Por esto, debemos conocer la liturgia, amar la liturgia y vivir del espíritu litúrgico. l. LA ORACIÓN LITÚRGICA. La oración litúrgica se hace por personas autorizadas o en unión con ellas con ritos y fórmulas oficialmente aprobadas y en nombre de Jesucristo, y de todos los fieles unidos a El. Se puede considerar bajo tres aspectos: 1) Liturgia sacrifica[. El Sacerdote Eterno, Jesús, se ofreció al Padre para darle un homenaje infinito como conviene a la Divina Majestad. Este sacrificio se veri– ficó en la cruz de una manera cruenta y se repite diaria– mente en el sacrificio de la Misa. Por este medio, los fieles, unidos a Jesús todos los días, rinden a Dios un culto de adoración, de acción de gracias, de expiación y de peticiones... Los fieles que asisten devotamente a la santa Misa, que es la principal acción de culto, se ofrecen a sí mis– mos en unión mística con Jesús. Ofreciéndose a sí mis– mos, ofrecen también sus cosas, sus acciones y su vida. La asistencia a la misa es el acto litúrgico más estimable y más sublime que los fieles pueden ofrecer al Altísimo, juntamente con el ministro; de modo que toda la jor– nada estemos unidos con El en reparación de los pecados del mundo. Cada momento del día somos sacerdotes y víctimas que consagramos, reparamos y ofrecemos a Dios un culto que le es debido. ¡ Oh cuánta influencia tiene

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