BCCCAP00000000000000000000737
dillas; del Perusino, que pinta a San Juan en el acto de invocar al dulce Maestro; de Rafael, que parece quiera grabar la inefable alegría por la muerte del Unigénito; de Miguel Angel, que parece petrificar las lágrimas de la joven Madre sobre el Hijo muerto; de Giorgione, que impone el patíbulo a un inocente; de Francia, que ob– tuvo la admiración del Urbinate; de Reni, que extendió tanto los brazos del Salvador, que pueda abrazar toda la familia humana; de Tié– polo, de Lapis, de Conca, de Brandani, que dejaron escenas inspiradas del Vía Crucis; pro– duce la incomparable obras de Seitz y de J ans– sens, que hicieron vivir las místicas visiones gio– tescas y prerafaelistas en una novedad de ex– presiones; las audaces composiciones de Ciseri, en las cuales el realismo no es una técnica, sino fuerza que a través del ojo nos despierta la su– gestión del episodio Ecce Hamo o de Cristo lle– vado al sepulcro; la ternura exquisita que im– primió en el mármol Dupré en una actitud des– conocida a Scalza y a Giambologna; la solemni– dad religiosa y el profundo sentimiento que ani– ma las 14 estaciones de Signoretti, de Previati, de Lanaxon, y las acuarelas de Overbeck para Pío IX (1). Normas para los artistas.-Los artistas que intentan representar las estaciones del Vía Cru- (1) Cfr. GIUSEPPE CAK. LoKDEI: La Via Crucis nella storia e nell'arte, en Italia Fra11cesca11a, t. X, anno 1935, náo-,. 128-152. 56 -
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz