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la ciudad y fuera de la puerta. El Calvario, has– ta Constantino Magno, fué como una platafor– ma roqueña al occidente de la ciudad, que pa– recía tenía la forma de una calavera. El sepul– cro nuevo de José de Arimatea fué excavado en la roca, y se encontraba al occidente del Calvario. En el año 135, el Emperador Adriano cu– brió con tierra tanto el Sepulcro como el Cal– vario, empedró la colina y erigió sobre el Se– pulcro la estatua de Júpiter Capitalino, y sobre el Calvario, la estatua de Venus (11). Bajo el pontificado de San Macario, obispo de Jerusalén del 314 al 333, Constantino el Grande hizo destruir las dos estatutas y el em– pedrado, y, aplanada la colina artificial, orde– nó edificar la Iglesia del Santo Sepulcro "cae– teras ,;;cclesias exsuperantes" (12). Algunos objetan que no es cierto, porque, según los Evangelistas, el lugar de la crucifixión y del sepulcro ,:::staban fuera de los muros de la ciudad, y ahora están dentro. La explicación es muy sencilla. Las murallas actuales son pos– teriores, y no corresponden al recinto antiguo que existía en tiempo de la muerte de Jesús. Así que podemos afirmar que conocemos los dos extremos de la Vía Dolorosa: el primero, (11) Cfr. HETZENA{;ER, 0/J. cit., pág. -16; Cfr. G. Ric– CJOTTI: Storia d'Israele. II. Da/l'esdio al 135 dopo Cristo, pág-s. 538-539, ed. 3." (12) EUSEBIO DE CEs.rnu: ha Co11sta11tini, l. 3, ca– .pítulo XXVI. - 42 -
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