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sangre, danos la gracia de sufrir con paciencia. todos los dolores y angustias de la agonía, a fin, de que, añadiendo a las nuestras tus penas, po– damos ser participantes de tu gloria en el cielo. Tres Glorias. Señor, te misericordia de nosotros. Dios mío, creo en Vos, espero en Vos. Os; amo sobre todas las cosas, y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados. V. QUINTA PALABRA Tengo sed. A Jesús le flagelaron y no se lamentó; le co– ronaron de espinas y se calló; le pusieron la. cruz sobre los hombros y no la rehusó; le cla-– varon en la cruz y le expusieron ante el públi– co y no se quejó. Sin embargo, pidió el reme– dio contra la sed. Parece que este tormento es; de los más terribles. El Señor que creó las aguas cristalinas, que· riega los campos y praderas, que forma las nu-– bes y hace brotar las fuentes tiene sed. El Señor que socorrió a Sansón haciendo bro– tar agua de una mandíbula de asno tiene sed.. Dios, que ofreció agua fresquísima a Elías en el torrente de Carith; a David, en la cisterna de Belén, y a Manasés, en la fuente de Siloé, y a todo el pueblo de Israel de la roca, al contacto• de la vara de Moisés, tiene sed. Pero la sed de Cristo, además de ser natural como en los demás hombres, es también sed' - 367 -
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