BCCCAP00000000000000000000737

prec10s1s1ma sangre, para que podamos evitar la eterna condenación que merecían nuestros pecados. Tres Glorias. Señor, ten misericordia de nosotros. Dios mío, creo en Vos, espero en Vos. Os amo sobre todas las cosas, y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados. IV. CUARTA PALABRA jDios mío, Dios mío, por qué me habéis des– amparado! Es un dolor inmenso el verse de todos aban– donado y solo, máxime cuando esto proviene de las personas cuya asistencia más se esperaba. La ingratitud de los beneficiados y el abando– no de los amigos causa una pena profunda. En -estos casos no resta más que replegarse en sí mismo y gustar todo el cáliz de la amargura gota a gota y sin un consuelo. Jesús, en medio de sus terribles dolores, ca– rece de consuelo de la tierra y del cielo. En aquellos momentos, Jesús era la Víctima expiatoria de todos los pecados del mundo. El Padre hacía de Juez Supremo e inexorable. En la agonía del Huerto mandó a un Angel a con– ofrtarle; aquí se muestra totalmente sordo y le deja solo. Aunque realmente la divinidad no estaba separada de la humanidad; sin embargo, en los designios de la divina Providencia pare- - 365 -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz