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Adorámoste, Cristo, y te bendecimos, porque por tu santa Cruz redimisve al mundo. ORACION Jesús mío, que por mí agonizaste en la cruz a fin de pagar con tus penas las deudas de mis pecados y abriste tus divinos labios para obte– nerme el perdón de la justicia eterna, ten pie– dad de todos los agonizantes y de mí, cuando me encuentre en aquel extremo. Por los méri-· tos de tu preciosísima sangre, derramada por nuestra salud, danos un dolor vivo de nuestras culpas que haga expirar nuestras almas en el seno de tu misericordia infinita. Tres Glorias. Señor, ten misericordia de nosotros. Dios mío, creo en Vos, espero en Vos. Os amo sobre todas las cosas, y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados. II. SEGUNDA PALABRA Hoy estarás conmigo en el paraíso. Después de la palabra de perdón y de piedad' se siente en la cima del Calvario la palabra de esperanza inmortal que Jesús dirige al Buen La– drón: "Hoy estarás conmigo en el paraíso." El episodio del Buen Ladrón es uno de los más consoladores para nosotros. - 360 -

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