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.las destrucciones y modificaciones del terreno en la ciudad de Jerusalén, no se puede deter– minar con precisión ni recorrer ,:;xactamente los mismos sitios por donde pasó Jesús. Esta exac– titud no es de mucho interés para los devotos peregrinos. Ni le daban importancia, pues, a veces, hacían el camino ,.:n dirección contraria, _partiendo del Gólgota. Lo que reviste verdade– ra importancia es la práctica piadosa en sí mis– ma considerada. Como veremos en la parte histórica, el nú– mero de estaciones no fué siempre y en todas partes ,el mismo. Actualmente, la Iglesia ha aprobado catorce, ni más ni menos. Las esta– ciones se representan con otras tantas cruces de madera colocadas en las paredes de los tem– plos, oratorios, lugares sagrados, en santuarios y aun en vías públicas. Para ganar las indulgencias concedidas por los Sumos Pontífices es necesario que el Vía Crucis sea bendecido y erigido canónicamente, y que se cumplan todas las condiciones man– dadas por la Santa Sede. He aquí el número de las catorce estaciones actualmente aprobadas para la Iglesia univer– _sal: l." JESÚS CONDENADO A MUERTE. 2." JESÚS CARGADO CON LA CRUZ. 3." JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ. 4." JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MA– DRE. -32-

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