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Consideraciones. 1. El sepelio.-Los Evangelistas describen el sepelio de Jesús. No es difícil imaginar la profunda desolación de María Santísima, de: San Jua,n, de la Magdalena y demás personas. que asistieron. El Redentor del mundo, el Mesías prometi– do, el Verbo Encarnado, el Bienhechor de la Humanidad, que pasó por este mundo hacien– do bien a todos, se oculta a los ojos de los mor– tales. Cuando sepultan a un amigo o a un pariente y le ocultan bajo la fría losa del sepulcro, sen– timos una pena indescriptible. ¿Qué sentirían María y las otras personas que estaban presen– tes? Hay una profunda diferencia entre el sepelio de Jesús y el nuestra. Nuestro cuerpo, después de poco tiempo, se corromperá, será pasto de gusanos, se convertirá en polvo. Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás, dice el sacerdote en la imposición de la ceniza. Según el dogma católico, sólo resucitará y se unirá de nuevo al alma en el día de la resurrección final. Pero el cuerpo de Jesús no verá la co– rrupción. Durante tres días estará escondido y oculto a los ojos de los hombres; pero al ter– cer día resucitará glorioso y triunfante, dando testimonio de su divinidad. Era Dios y Hombre. Esta esperanza confortaba a la Madre en me- - 293 -

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