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Los Santos y las Santas de las Farr:ilias francisca– nas han seguido el espíritu de San Francisco, aman– te enamorado de Cristo y de Cristo crucificado. El siervo de Dios De Ponlevoy, jesuíta, para po– der vivir la jornada, llena de dolores y de ansieda– des, repetía: "Cada día es una batalla, dado que la vida es una guerra continuada. Arriba, pues, como buen soldado, a la primera señal del ataque mira al general y sa'.uda la bandera. O crux, ave! Y a la tarde, al punto de llegada, a los pies del crucifijo depone las faltas y los méritos. En nuestra vida próspera o adversa, miremos al Crucifijo y di– gamos con Jesús agonizante: "En tus manos, Señor,. entrego mi espíritu." Pater, Ave, Gloria. Señor, ten misericordia de mí y de todos los pe-• cr.1Jdores del mundo. Juxta crucem tecum start! Et mi tibi sociari In planctw "desidero. Contigo junto a la cruz· quieTo estar, y a tu Han-– to deseo asociarme. DECIMACUARTA ESTACION JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO Adorámoste, Cristo ,Y te bendecimos, porque· por tu santa Cruz redimiste al mundo. Narración. El sol estaba ya para ocultarse, y el descan– so iba ya a empezar. Dentro de poco tiempo, - 291 -