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EJEMPLOS: San Pablo tenía un amor ardiente a Cristo Cru– •cificado. "Cuanto a mí, no quiera Dios que me glo– ríe sino en la cruz de mi Señor Jesucristo, por •quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo" (4). "Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (5). Pablo estaba enamorado y profundamente penetrado de Cristo. San Francisco tenía siempre presente la Pasi6n del Señor y la lloraba continuamente. En el Monte _i\lvernia, llamado "Calvario Franciscano", recibi6 .la Impresi6n de las cinco llagas de Cristo, resultan– do un Segundo Cristo. San Antonio de Padua observa en un serm6n so 0 bre los dolores de Cristo: "La Pasi6n se renueva to– ,dos los días, porque todos los días la Iglesia, que es el Cuerpo Místico, es perseguida." San Crispín de Viterbo entr6 un día en una gran– -Oe biblioteca de un sabio e ilustrado amigo. Con .simplicidad y confianza, le dijo: "¿ De qué te sir– ven todos esos libros, si no conoces la ciencia y la ·virtud de aquel que los contiene todos y sin el cual nada vale la ciencia de los otros ? ", y le mostr6 el -crucifijo. Santa Ver6nica de J uliani recibi6 también la imc presión de las Llagas. La Beata María Martinengo ,tenía en su corazón los instrumentos de la Pasi6n. (4) Gal., VI, 14. (5) Gal., II. · 19-20. - 288 -

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