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ciones, desprecios, oprobios, ingratitudes, etc.. Aprende tú a sufrir como Jesús. Toma su cruz y síguele. La Pasión es un misterio de amor místico· para las almas ,elevadas. Es un objeto perenne de meditación para las almas contemplativas. Es una fuente de contrición y de dolor para los pecadores arrepentidos. Toda clase de al– mas pueden servirse de la Pasión de Jesús. To– das pueden encontrar afectos proporcionados a su estado de ánimo. Almas fervorosas, tibias y pecadoras se pueden servir últimamente de la Pasión para progresar, enfervorizarse y arrepen– tirse. Todos debemos escuchar las lecciones que nos da Jesús crucificado. El es el EJEMPLAR, el MAESTRO, el SACERDOTE, el MEDIADOR, el Mo– DELO de toda santidad. Jesús, que viviste y moriste por mí, haz que, yo viva y muera por ti. -- 25 ·-
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