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Calvario. Uno fué condenado por sus culpas, y no soportó la pena merecida con paciencia. Pué el mal ladrón o bandido, cuya suerte final sólo Dios sabe. Otro fué crucificado también por sus delitos, soportando con paciencia el cas– tigo. Pué el Buen Ladrón, a quien Jesús le dijo: "Hoy estarás conmigo en el paraíso." El terce– ro es el Redentor del mundo, que sin culpa al– guna, inocente y santo, murió por los pecados del mundo. En esta escena podemos ver representadas tres categorías de hombres: malos, arrepentidos e inocentes. Si no podemos contarnos entre los· inocentes, seamos, por lo menos, de los arre– pentidos de corazón que tienen fe en Jesús y esperan perdón y misericordia. Jesús mío,. acuérdate de mí. Perdóname, como al Buen Ladrón. 4. El duelo.-Jesús, antes de expirar, pro– nunció las Siete Palabras, que fueron como las siete últimas cláusulas de su Testamento. De ellas hablaremos más adelante. "Llegada la hora de sexta hubo oscuridad so– bre la tierra hasta la hora de nona. Y a la hora de nona gritó Jesús con voz fuerte: "Eloy, Eloy,. lama sabachtani?" Que quiere decir: "Dios mío,. Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" Al– gunos de los presentes, oyéndolo, decían: "Mi-· rad, llama a Elías." Corrió uno, empapó una. esponja en vinagre, la puso en una caña y se; - 275 -

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