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este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad (8). He aquí siempre el modelo que debemos imi– tar. Respondamos siempre con prontitud y ge– nerosidad a la obra de Dios con nuestro Fiat. COLOQUIOS Jesús mío, jqué dolor al separarse la túnica de las heridas causadas en la flagelación! ¡Qué despo– jo más absoluto, privado hasta de las vestiduras! jQué momento más cruel y más ofensivo a la san– tidad de tu cuerpo! Redentor mío, despójame a mí de todas las cosas interiores y exteriores, de los apegos a las criatu– ras miserables y, sobre todo, despójame de mi amor propio, que me sigue y me domina siempre. Da un rayo de luz a las almas cristianas que fre– cuentan los sacramentos, pero no renuncian a las modas escandalosas, a los divertimientos mundanos, a los espectáculos inmorales y a tantas cosas del mundo que no se pueden conciliar con la verdadera y s6lida piedad, Es necesario tener presentes las pa– labras de Jesús: "¡Ay del mundo por los escánda– los! Porque no puede menos de haber escándalos; pero ,¡ay de aquel por quien viniere el escánda– lo"! (9). Concédenos, Jesús, por esta escena dolorosa, una (8) Mat., XXVI, 39. (9) Matt., 18, 7. - 256

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