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a beber vino mezclado con hiel; mas cuando lo gustó, no quiso beberlo (3). Quizá la expresión de Marcos es más exacta. Esta mezcla se creía que era apta para entor– pecer los sentidos y disminuir la sensibili– dad (4). Consideraciones. 1. Los cálices.-Jesús, después de la Cena Pascual, instituyó la Eucaristía. Consagrando su propia Sangre se lo dió a los Apóstoles para confortarles. En la agonía del huerto, el Angel del Señor le presenta un cáliz que le consuela. En la cruz, moribundo, exclama: "Sitio." Ten– go sed, sed corporal y sed de almas. Uno de los presentes empapó una esponja en vinagre, la puso en la caña y se la dió a beber (5). Este cáliz ofrecido a Jesús en la cruz es símbolo del cáliz amargo de la Pasión. Ahora, llegado al Gólgota, diéronle vino mez– clado con hiel; mas en cuanto lo gustó, no qui– so beberlo (6). En este mundo hay cálices de ~onsolación y cálices de amargura para los seguidores de Cris– to. Días de gozo y días de llanto; momentos de alegría y momentos de tristeza, horas de pros– peridad y de adversidad. Cuando todo procede (3) Matt., XXVII, 33-34. (4) R1cc10TT1, op. cit., pág. 735, n. 605. (5) Marc., XVI, 36. (6) Matt., XXVII, 34. - 253

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